LA BATALLA CON UNA ENFERMAD:
EL AMOR
Berenice González
José Emilio Pacheco
Las
batallas en el desierto
Secretaría de
Educación Pública y Ediciones Era, México, 2011
Escena de la película Mariana, Mariana, basada en Las batallas en el desierto |
José Emilio Pacheco Berny
nació en la Cd. de México el 30 de junio de 1939 y murió el 26 de enero de
2014. Considerado uno de los escritores más destacados del habla hispana del
siglo XX, se cultivó en todos los géneros literarios. Fue poeta, narrador,
ensayista, guionista, cronista, articulista, antólogo y traductor. Actividades
que lo llevaron a obtener innumerables reconocimientos, entre ellos el Premio
Nacional de Poesía Aguascalientes (1969), el Premio Xavier Villaurrutia (1973)
y el Premio Cervantes (2009).
Junto con otros autores como Jorge Ibargüengoitia, Carlos
Monsiváis o Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco está incluido en la Generación de los cincuenta o de medio siglo,
a la que pertenecieron artistas y estudiosos interesados en la cultura rural,
heredera de las dificultades de la Revolución Mexicana, los problemas sociales
del campesino frente al carácter cosmopolita y las nuevas visiones de vivir en
el urbanismo.
La obra de Pacheco es extensa, en especial su poesía,
pero su narrativa también es excelente. Incluye los libros de cuentos La sangre de Medusa (1958), El viento distante y otros relatos
(1963/1969), El principio del placer (1972)
y las novelas Morirás lejos (1967) y Las batallas en el desierto (1981).
Cabe
destacar que pese a la riqueza de su escritura en distintos géneros, hay
temáticas constantes que coinciden tanto en su poesía como narrativa. Por
ejemplo encontramos la preocupación por el tiempo, la historia, el olvido, los
universos de la infancia, la ciudad y el contraste entre la vida y la muerte,
la juventud y la vejez. El autor también se distingue por el cuestionamiento de
la modernidad frente a la naturaleza, la literatura y su misma producción
artística, pues tiende a recrear sus textos como si se trataran de
repeticiones, pero que en realidad nunca son lo mismo, como él mismo decía: “Escribir es el cuento de nunca acabar (…) No hay obras
acabadas, sólo abandonadas. Reescribir es negarse a capitular ante la
avasalladora imperfección”.
Esta búsqueda -a veces
excesiva- de perfección estilística, llevó a José Emilio Pacheco a corregir una
y otra vez sus textos. Clara evidencia de esto es Las batallas en el desierto, la cual apareció por primera vez en el
suplemento cultural Sábado el 7 de
junio de 1980 y fue tanto el éxito, que al año siguiente la editorial Era
publicó el libro catalogándolo como novela y no como cuento, nombre que se le
dio en su primera versión. A partir de entonces y hasta el año de su muerte, el
autor hizo distintas modificaciones en frases, características de personajes o
signos de puntuación.
Las batallas en el desierto, narrada en primera persona, cuenta la historia de Carlitos,
quien comienza a experimentar los deseos y emociones que acompañan a los
inicios de la adolescencia, como el primer amor. En este caso, un amor
incomprendido, imposible, pero intenso y completamente verdadero a la mirada de
Carlitos, quien se enamora a primera vista de Mariana, la mamá de su mejor
amigo Jim.
La novela es contada
por Carlos a sus 60 y tantos años, pues la edad del protagonista se conoce tan
sólo por aproximaciones o referencias. De esta manera, la narración es
completamente un flashback de Carlos, quien con nostalgia y melancolía rememora
cómo era la Ciudad de México en los 40s y 50s en casi todos los sentidos: las
costumbres en las familias, en la escuela, la comida, las marcas, los programas
de radio, las historietas, los libros, las películas, los modelos de carros y la
música: “Volvía a sonar en todas partes un antiguo bolero puertorriqueño: Por
alto que esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo, no habrá
una barrera en el mundo que mi amor profundo no rompa por ti”, canción que
suena a lo largo de toda la novela.
La aventura que le
acontece a Carlitos parece un juego de niños, en el que la experiencia brilla
por su ausencia, pues vemos en el personaje inocencia, timidez y temor ante el
sentimiento que comienza a desarrollar por Mariana y una vez que lo confiesa todo
se convierte en una verdadera tragedia que crece como bola de nieve a la par
del miedo del niño y la vergüenza que sus compañeros, el profesor Mondragón y
su misma familia le hacen sentir.
Esto me lleva a hablar
de la mojigatería que abunda en la novela de Pacheco, ya que desde el principio
Carlos deja saber que su familia -y en mayor medida su mamá-, es muy
conservadora y se escandaliza con exageración cuando el “correcto”
comportamiento de la “gente de bien” se ve afectado. Por ello no es de extrañar
que cuando conocen el amor de Carlos por una mujer mucho mayor que él, lo hacen
sentir pecador, inmoral y enfermo: “vas a confesarte y a comulgar para que Dios
Nuestro Señor perdone tu pecado. Mi padre ni siquiera me regañó. Se limitó a
decir: Este niño no es normal”.
Sin lugar a dudas, Las batallas en el desierto es una obra
maestra de José Emilio Pacheco que más que contar la historia de un amor, es
también una crítica al sexenio de Miguel Alemán, a la corrupción en la política,
a las diferencias en las clases sociales, a la falsa moralidad de la iglesia, a
la triste situación del país que comenzaba a ser absorbido por Estados Unidos y
sobre todo la novela es una muestra de la insensibilidad que a veces se puede
llegar a tener ante los sentimientos de los otros, dejándonos ver el triste
mensaje de que “el amor es
una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio”.