Su padre, Julio Sabines, nació en Líbano y
emigró con toda su familia a Cuba. En 1914 se trasladó a México, donde
participó en la Revolución, su presencia en el país lo hizo conocer en Chiapas
a Luz Gutiérrez Moguel (nieta de Joaquín Miguel Gutiérrez, militar y gobernador
del estado en cuyo honor la capital estatal lleva su apellido) se casó con ella
y tuvieron tres hijos: Juan, Jorge y Jaime.
Julio Sabines, fomentó en su hijo el gusto por
la literatura. El mismo Jaime Sabines habla de él como una de las razones por
las cuales se dedicó a escribir poesía. En 1945 viajó a la Ciudad de México
para comenzar sus estudios como médico en la Escuela Nacional de Medicina, pero
como la mayoría de los escritores de la
época, su vocación estaba en otra parte y decidió comenzar su carrera en el
ámbito de la literatura.
En 1953 se casó con Josefa «Chepita» Rodríguez
Zebadúa, con quien tuvo cuatro hijos: Julio, Julieta, Judith y Jazmín. En
este mismo año, trabajando durante el día como vendedor de tela, escribía
poesía. Toda su vida se vio como un hombre sencillo, vivía como la gente común,
inserto en la cotidianidad urbana. En sus propias palabras él era: “Un hombre común y corriente, viviendo con
hombres comunes y corrientes.”
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores
de 1964 a 1965 y obtuvo el Premio Chiapas, otorgado por El Ateneo de Ciencias y
Artes de Chiapas en 1959. En 1972, recibió el Xavier Villaurrutia; el Elías
Sourasky en 1982 y muchos reconocimientos más.
Sabines fue un poeta reconocido, querido por
sus lectores y laureado por los críticos y estudiosos de las letras. Numerosos
eventos y premios se dieron en su honor. Murió el 19 de marzo de 1999 en la
Ciudad de México, tras varios años de enfermedades, a la edad de 72 años.
Entre sus influencias literarias se cuentan
Ramón López Velarde, Rafael Alberti, Aldous Huxley, James Joyce, y en mayor
medida Pablo Neruda.
Obra
Su
obra es considerada imprescindible dentro del canon poético mexicano, ya que
muestra una clara evolución en las formas. Siempre quedará su inigualable
estilo, el cual denotaba una gran facilidad para creaciones directas y
transparentes. Para Sabines el uso de un
lenguaje simple, sencillo y cotidiano sin tantas rimbombancias era de suma
importancia.
Su
obra y vida están estrechamente relacionadas, sus andanzas, experiencias y
viajes parecen ser fuente de inspiración. Los temas principales que se encuentran
en su poesía son:
El
amor, la soledad, la muerte, Dios y el tiempo.
Por
ejemplo, en la selección de su obra poética, el amor, está visto desde
diferentes perspectivas y personajes ya que le da significados distintos de
acuerdo al poema. En el caso de la sensualidad, la usa como una posibilidad de
exploración, de autoconocimiento y también para hablar del cuerpo femenino.
La
ciudad, los lugares, lo cotidiano, lo sencillo y lo social, son temas que
enmarcan a su obra, pero también les saca provecho a los sentidos, en especial
a los sonidos, los cuales generan el ambiente y el contexto en sus poemas. La
naturaleza es el medio perfecto para conectar con la vida.
Usa
metáforas y varias figuras literarias para jugar con el lenguaje y las imágenes.
En ocasiones utiliza rimas consonantes y el verso libre es su predilecto.
En
“Algo sobre la muerte del Mayor Sabines”, su poesía cambia casi radicalmente,
aunque mantiene algunos temas favoritos. Es considerado uno de sus mejores
trabajos, lo hizo poco después de fallecer su padre, aunque fue publicado años
después.
El
tono es desgarrador, se puede notar la tristeza, la naturaleza y la sensualidad
siguen estando presentes, también esta necesidad de resaltar las
características del cuerpo humano rozando lo escatológico.
Las
cuestiones sobre la muerte se responden como un acto inevitable, la pena,
melancolía y el sufrimiento recalcan un ambiente tenso y real. Finalmente, la
muerte sucede, el tiempo transcurre, la vida pasa y uno se pierde a sí mismo.
Con el poema se nota la importancia e impacto del padre en su vida.
