Fue un movimiento literario surgido
en México durante la segunda mitad de
los años 60. Estuvo formado por jóvenes que
pretendían una ruptura con la literatura tradicional a través de un lenguaje
más abierto, liberal y sin moldes. Manifestaban un profundo desacuerdo con el
régimen autoritario, por lo que el medio que les pareció más adecuado para
expresarse fue la literatura de una forma perspicaz e irreverente. Los temas
que tocaron iban desde la guerra de Vietnam, las drogas, el sexo y obviamente
el rock and roll.
La Literatura de la Onda es
fundamentalmente de temática urbana, y tiene como argumento las vicisitudes de
jóvenes que se expresaban según «un nuevo tipo de lenguaje realista», la música
pop y el rock and roll. Este movimiento pretendía desarrollar
un lenguaje que de hecho ya usaban los grupos más marginados de la ciudad de
México, quienes también tenían acceso, aunque de manera marginal, al habla de
las clases pudientes de México, y la criticaban acremente. Fue visto también como
una vía de escape ante lo sucedido en 1968 y las crisis sociopolíticas.
El origen de su nombre es debido a la
escritora mexicana Margo Glantz, quien en su Antología de lo más reciente de la literatura mexicana realizó un
estudio en donde los encasilla como “los estudiantes de la onda”, sus características
principales eran: un lenguaje propio, la juventud a través de personajes principales
y nuevas formas de expresión narrativa. No obstante, la mayoría de ellos
rechazaron el adjetivo que se les adjudicó, pero el nombre se siguió utilizando.
Los considerados
miembros de esta corriente son: José Agustín, Gustavo Sainz, René Avilés y Parménides
García Saldaña. Al paso de los años se han ido agregando más como: Federico
Arana, Héctor Manjarrez, Hugo Hiriart, Margarita Dalton, incluso Armando
Ramírez.