Octavio Paz Lozano
nació en la Cd. de México el 31 de marzo de 1914 y murió en Coyoacán el 19 de
abril de 1998. Fue poeta y ensayista y obtuvo el Premio Nobel de Literatura en
1990.
A los diecisiete años publicó sus primeros poemas en la revista Barandal (1931).
Posteriormente dirigió las revistas Taller (1939) e Hijo
pródigo (1943). En un viaje a España conoció a varios intelectuales, que
influyeron fuertemente en su poética. Después de publicar Luna Silvestre (1933) y el poemario
dedicado a la guerra civil española ¡No pasarán! (1936), editó Raíz
del hombre(1937), Bajo tu clara sombra (1937), Entre
la piedra y la flor (1941) y A la orilla del mundo (1942).
En 1944, con la beca Guggenheim, pasó un año en Estados Unidos. En 1945 entró al
Servicio Exterior Mexicano y fue enviado a París. Durante ese periodo se alejó
del marxismo al entrar en contacto con los poetas surrealistas y otros
intelectuales europeos e hispanoamericanos.
Llegando a la década de 1950 publicó cuatro libros fundamentales: Libertad
bajo palabra (1949),El laberinto de la soledad (1950),
retrato de la sociedad mexicana, ¿Águila o sol? (1951), libro
de prosa de influencia surrealista, y El arco y la lira (1956).
Su obra es extensa y variada, se completa con numerosos poemarios y libros
ensayísticos, entre los cuales cabe citar Cuadrivio (1965), Ladera
este(1968), Toponemas (1969), Discos visuales (1969), El
signo y el garabato(1973), Mono gramático (1974), Pasado
en claro (1975), Sombras de obras(1983) y La llama
doble (1993).
En 1981 fue galardonado con el Premio Cervantes. En 1999 aparecen,
póstumamente, Figuras y figuraciones y Memorias y
palabras, epistolario entre Octavio Paz y Pere Gimferrer entre los años
1966 y 1997.
El laberinto de la soledad
Ensayo publicado en 1950, en el cual Octavio Paz
hace un recorrido por varios aspectos característicos de los mexicanos, desde
las tradiciones hasta su psicología y moralidad. Para ello el autor retoma
elementos de la historia de México con el fin de encontrar las causas del
comportamiento del mexicano, el cual a veces tiende al pesimismo.
La obra está dividida en nueve capítulos que tratan
desde el significado de los pachucos, hasta la festividad del día de muertos,
el proceso y significado de la conquista, la colonia, la Independencia y la
Revolución.
En el capítulo “Máscaras mexicanas” es donde más se
nota la reflexión que Octavio Paz hace de la personalidad de los mexicanos.
Presenta a los mexicanos como un todo que puede ser criollo o mestizo, general
o licenciado, pero siempre lleva la máscara de la sonrisa y que pase lo que
pase nunca se raja. Para el autor, el mexicano es hermético y parece estar a la
defensiva de lo exterior, porque es receloso y desconfiado, resultado
posiblemente de nuestra misma historia.
La historia del país, así como la de cada mexicano
es una lucha entre las formas y aunque parezcamos abiertos, en realidad también
somos cerrados; el pudor es parte de nuestra cultura y es la virtud que más
estimamos en las mujeres por ejemplo. Paz menciona que la mujer mexicana es un
símbolo que representa la estabilidad y continuidad de la raza y que en ella
recae la fuerza de la ley y el orden, pero también la piedad y la dulzura.
No cabe duda que el respeto a las mujeres, a las
señoras es valorado en México, aunque detrás de esto en realidad está el
machismo y la restricción a las mujeres para que se expresen. Estas actitudes
demuestran el carácter cerrado de nuestra raza que va de la mano con nuestro carácter
mentiroso y el pretender ser lo que no somos. Para Paz, el mexicano finge,
simula e inventa, tanto que a veces nos disimulamos a nosotros mismos y no se
diga a nuestros semejantes, a quienes ninguneamos. Eso nos hace un tanto egoístas,
porque ninguno es ausencia, pero tampoco la causa de nuestro silencio. Ciertamente
tenemos una máscara que se transforma a lo que conviene.