Nació en Papantla el 1 de mayo de 1898 y murió en la Cd. de México el 16 de julio de 1981. Su adolescencia la pasó en Veracruz, donde comenzó escribiendo para los diarios El Dictamen y La Opinión, pero en 1920 se mudó a la capital y estudió en la Escuela Libre de Derecho.
Se involucró en la política desde los 20 años y promocionó la publicación de textos literarios y educativos. Fue Secretario General en el gobierno de Veracruz (1925-1928). En 1930 estudió derecho diplomático, historia y literatura en París. Fue Secretario de la legación de Bruselas, encargado de negocios en Varsovia y Roma, cónsul general en Londres y representante de México ante los gobiernos en el exilio durante la Segunda Guerra Mundial. Entre 1944 y 1967 ejerció como embajador en Panamá, Chile, Colombia, Japón, Canadá, Noruega, Líbano y Pakistán.
Si algo se reconoce de Maples Arce, es la publicación que hizo del primer Manifiesto estridentista, con el que delimitó las ideas revolucionarias que caracterizarían a los seguidores de esta vanguardia artística. Entre sus obras literarias más importantes se encuentran Andamios interiores en México, Urbe, Poemas interdictos y Metrópolis.
Manifiesto Estridentista
En el primer Manifiesto estridentista se establece que uno de los objetivos de este movimiento era retratar la máquina, la industria, los avances tecnológicos y el mundo en constante progreso. Las principales ideas que pregonaban eran:
1. Crear y no copiar.
2. Buscar la verdad en la realidad pensada y no en lo aparente.
3. No imitar a la naturaleza, sino estudiar sus leyes.
4. Romper lo emocional y convertirlo en modernidad y dinamismos.
5. Hacer una depuración de todos los “ismos” para totalizar las emociones interiores y sugestiones sensoriales.
6. Eliminar de la poesía la descripción, la anécdota y la perspectiva.
7. Retratar el mundo en quietud, en el presente, nada de futurismo y movimiento.
8. Demostrar rebelión contra las instituciones.
9. Buscar el lenguaje innovador con neologismos, hipérboles, adjetivaciones, tecnicismos, galicismos y anglicismos.
10. Sólo podían ser estridentistas los pintores, escritores y escultores de México que no habían sido corrompidos y demostraban sinceridad.