Nació el 6 de agosto de 1948 en San Luis Potosí. Es
narrador, poeta, dramaturgo y ensayista. Ingresó a estudiar psicología en la
Escuela Normal Superior. Fue director de Difusión Cultural de la Universidad
Autónoma Chapingo y del grupo teatral independiente Zopilote. Asimismo ha
coordinado varios talleres literarios en el Instituto Nacional de Bellas Artes
y para la colección Literaria Potosina 1850-1950. También ha sido responsable
del área de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa y en la
Universidad Autónoma de Guerrero. Actualmente es miembro del consejo editorial
de Dosfilos y profesor e investigador
en la Cátedra Manuel Calvillo.
En 1974 obtuvo el premio Punto de Partida por “Lugares
comunes” y en 1976 el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí por De cómo Guadalupe bajó a la Montaña y todo
lo demás. Algunas de sus obras son Lapsus
linguae (1972), El gran circo de los
hermanos Gandalla (1973), Luchas y mitotes
en el Nuevo Mundo (1980).
De cómo Guadalupe bajó a la Montaña y todo lo demás
De cómo Guadalupe bajó a la Montaña y todo lo demás es
un libro de cuentos publicado en la Cd. de México en 1977.
Al leer el texto de Betancourt es notoria cierta
influencia de José Agustín, pero a diferencia de él, no se percibe tanta
crítica, sino más burla y agresividad, misma que se percibe hasta en el
lenguaje. En la obra resalta el ingenio narrativo del autor y la habilidad que
tiene con las palabras y la gramática para hacer una lectura divertida y sobre
todo experimental, que a veces hace dudar si su objetivo es dar lecciones
moralizantes, hacer chistes o simplemente presentar una historia.
El cuento “De cómo Guadalupe bajó a la Montaña y todo
lo demás”, que da nombre al libro, relata la aventura de el Revlon, el Pifas,
el Caguamo y el Trompas, cuatro jóvenes “vagos y malvivientes” que se la pasan
en la cantina o de flojos en la calle haciendo maldades, prácticamente son
presentados como unos delincuentes. La historia da un giro cuando a los jóvenes
se les ocurre robar la imagen de la Virgen de Guadalupe con el fin de hacerse
famosos y por qué no, obtener dinero.
La narración resulta interesante, no sólo por la
historia tan dinámica, sino por las estructuras gramaticales con las que juega
el autor. Destacan las frases extremadamente cortas, a veces ni siquiera lo son
y tan sólo vemos palabras separadas por puntos, de igual forma es notoria la
presencia de un lenguaje coloquial y juvenil que se sirve de palabras
altisonantes. Además de esta particularidad con el vocabulario, el cuento
denota un problema social y político que queda evidenciado con los personajes
que se atreven a confrontar al poder religioso y que sin miramientos lo ofenden
y se burlan de él.