Reseña: Rojo Amanecer


La herida sigue abierta: el 2 de octubre no se olvida


Salma Eleni Villarreal Ibarra
Literatura Mexicana del Siglo XX

Xavier Robles,

Rojo Amanecer (Bengalas en el cielo) (1991)

Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA)



Han pasado cinco décadas desde el movimiento estudiantil del 68´ o más bien de la masacre que tuvo lugar en la Plaza de las Tres Culturas. El tiempo avanza, pero parece que nada ha cambiado desde entonces. Lo cierto es, que pueden pasar días, meses o años y el 2 de octubre no se olvida, Xavier Robles se encargó de mantenerlo vivo, él y otros tantos más. Robles nació en Teziutlán, Puebla el 25 de febrero de 1949 y su gusto por las letras lo llevo a desempeñarse no sólo como escritor sino como argumentista, guionista y actor.
           A lo largo de su carrera fue detrás de las cámaras donde se sintió más cómodo, los más de 30 guiones respaldan su amor por el cine, entre ellos, sobresalen: ¡Qué viva Tepito! (1981), Bajo la metralla (1983), Los motivos de la luz (1985) y Rojo Amanecer (1989), por nombrar algunas, cabe mencionar que siendo el guionista principal o como co-guionista las cintas de las que formó parte constantemente fueron ganadoras de premios.
Para el escritor poblano escribir para el cine era:
 “imaginar un conjunto de acciones, de sucesos, de diálogos, de personajes que van a contar una historia […] yo no me concibo fuera o alejado del cine, escribo porque enloquecí cuando descubrí lo que era hacer cine” (Entrevista para Escritores de Cine Mexicano Sonoro, febrero de 2001).
Es en Rojo Amanecer, en donde hace uso de todas sus habilidades con la pluma para revivir los hechos del 68´de una forma personal e íntima. La obra es realizada dentro de una casa, un ambiente poco común dado el tema del texto. Sin embargo, es lo cerrado y familiar lo que termina por agregarle más valor al guion.
Los ruidos, las reyertas y los muertos quedan afuera, en las calles con los estudiantes y simpatizantes que tantas veces hemos visto en fotografías o videos a lo largo de los años y que en su momento no salieron a la luz.
La obra se estrenó originalmente en 1991 bajo la dirección de Adam Guevara y es una pieza de dos actos y diecisiete escenas; dos años antes el director Jorge Fons la llevaría a la pantalla grande, estrenándose en 1990 de la mano de Héctor Bonilla, María Rojo, Eduardo Palomo y Bruno y Demíán Bichir.
La trama es sencilla, a escasos diez días de la inauguración de los Juegos Olímpicos del 68 en México, la revuelta estudiantil que cambiaría el rumbo del país envuelve a una familia mexicana de clase media que vive en un complejo familiar en Tlatelolco, al principio todo es calma, conversaciones comunes y corrientes, la madre y el abuelo se encuentran en casa mientras que su esposo e  hijos salen, sin saber que volver se convertiría en una odisea y que sin pedirlo les salvarían la vida a perfectos desconocidos. El final es amargo, triste pero lo más real posible de acuerdo al fatídico y trágico hecho sucedido en la plaza de las Tres Culturas.   
             Xavier Robles tiene un mensaje claro, que tanto Guevara como Fons supieron descifrar a la perfección: dar testimonio, contar los hechos como pasaron, no esconderse y no guardar silencio.
             Rojo amanecer es el despertar sangriento del 3 de octubre, es una obra de denuncia, más bien de advertencia para las generaciones venideras y es a través de la ágil y ligera narrativa de Robles que un hecho histórico tan importante en México adquiere un significado más allá de solo recordar el 2 de octubre cada año.
En los dos actos que conforman a la obra, el autor se encarga de crear una atmósfera familiar pero asfixiante, de utilizar el lenguaje adecuado para cada uno de sus personajes, de insertar las referencias de acuerdo a la época, como la presencia de The Beatles por ejemplo.
El mensaje es claro, sus personajes son los perfectos emisores para hacerlo llegar a cientos de lectores.
Muchacho II.- Será. Pero tenemos que hacer algo. Después de esta matanza la gente tiene que hacer algo.
Jorge.- Sí, El pueblo no nos dejará solos. No puede dejarnos solos.

Lo cierto es, que el guionista poblano estaba consciente de la repercusión de su creación, tuvieron que pasar más de 20 años para que alguien se atreviera a alzar la voz y que mejor, que la persona que divide su tiempo entre la literatura y el cine.  
            Tanto jóvenes como adultos todavía leen y ven Rojo Amanecer por la curiosidad de saber qué pasa en los interiores de una casa, con una familia que por azares del destino les tocó vivir el 68´ como pocos. Las generaciones actuales no buscan ser  testigos de los tanques, las balas, la sangre y los cuerpos tirados. En cambio, este tipo de textos de denuncia o protesta es el ejemplo para los millenials, o los de la generación  Z que ya no quieren más 68s porque si algo es seguro, es que tras Ayotzinapa o los estudiantes de cine en Guadalajara,  la herida sigue abierta, el 2 de Octubre no se olvida  y las fechas que se están sumando tampoco.

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