Nació en Cocula, Jalisco, el 19 de abril de 1900; murió el 2
de octubre de 1993. Estudió Medicina en la Escuela Nacional de Medicina. Fue
poeta, editor y director de Estaciones, Cuadernos de
Bellas Artes, Allis Vivere, México Nuevo y Campo Abierto. Perteneció al grupo de
los Contemporáneos.
Miembro de las sociedades de Traumatología de la Cruz Verde y
de la de Cirugía del Hospital Juárez. Publicó seis números de la colección de
Cuadernos de México, entre las que
destacan: Villaurrutia (Poesía), Usigli (Teatro), Samuel
Ramos (Filosofía), Carlos Luquín (poesía), Antología poética
(de Salvador Novo). Además colaboró en América, El
Universal Ilustrado, Metáfora, Summa, y Xallixtlico.
Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes (1979)
en reconocimiento a su obra poética. Premio Jalisco 1981. Premio Nacional de
Literatura 1982. Medalla José Clemente Orozco 1989. Una selección de sus textos
se incluye en la compilación Premio de Poesía Aguascalientes 30 años,
1978-1987.
Obra
En su primera etapa su estilo y las temáticas que trató en sus
obras son ciertamente oscuras, al estilo de Los Contemporáneos, sus poemas
giraban en torno a la muerte y a cuestiones oníricas, haciendo uso de
metáforas. Años más tarde, a finales de los años 30 publica una colección de
cuadernos, llamada México Nuevo, en
la que da cobertura y apoyo a poetas que, prácticamente como él, están
empezando a hacer un contacto mucho más directo con lo cotidiano, lo cual
también se reflejó en una escritura más simple y accesible.
A mitad del siglo XX adopta un estilo mucho más personal pues
se nota que aquella influencia del grupo de poetas Los Contemporáneos quedó
atrás. Sin dejar de tratar temas como la muerte o la noche, la angustia, el
miedo y lo onírico, la madurez se destaca en comparación a sus primeros poemas y su obra pasa a ser mucho más sencilla y
profunda, tomando elementos de la naturaleza como las flores, los paisajes, los
árboles, las selvas y las aves, además los cuatro elementos también son parte
esencial de sus poemas, figuras como las llamas, la combustión, la fiebre, los
lagos, el mar, la brisa, la lluvia y las lágrimas. En su poema “Nocturno
Cuerpo” perteneciente a Nocturna palabra (1960) las imágenes
referentes a los elementos son bastante recurrentes.
En la última etapa de su carrera como escritor se muestra un
cambio radical en los temas de su obra, ya que son una mezcla entre erotismo y
metafísica, siempre con un tono más que irreverente, toma como parte central
los sentidos, en especial el olfato y el tacto como parte esencial del
erotismo. Sus contemporáneos le tildaron de irrespetuoso, sin dejar de
reconocer lo depurado y magnífico de todas y cada una de sus composiciones.