Tal
como Octavio Paz tituló su ensayo Poesía
en movimiento, efectivamente así es la poesía y la literatura en general, siempre
está moviéndose sin importar la época o la nacionalidad. La poesía por sí misma
tiene múltiples significados gracias a la inventiva del lenguaje y los juegos
estilísticos que usan los poetas, pero a esto se suma el movimiento que tienen las
palabras gracias a los lectores que dan sus interpretaciones, pues un texto no
puede existir por sí solo, sino que es necesaria la participación del lector
para completar el ciclo.
Tal como lo demuestra el recorrido
de autores que nombra Octavio Paz, la poesía mexicana ha tenido todo un proceso
y al igual que en otras partes del mundo, han habido invenciones y rupturas,
pero hay temas tan amplios en los textos que a veces resulta imposible
clasificar a ciertos escritores como parte de un país. Sí, quizá en la época
colonial o en tiempos de la Independencia hubiera sido más sencillo hacer un
listado de escritores mexicanos porque dejaban ver su nacionalismo, pero a
partir del siglo XX y en especial a partir del nacimiento de las vanguardias en
Europa y sus influencias en nuestro país, los temas comenzaron a dispersarse y
ya no parecían únicamente de México.
Basta recordar a los estridentistas
Maples Arce, Germán List Arzubide y Arqueles Vela, autores que ya denotaban
intereses ajenos a su entorno social y que poco a poco se enfocaban en la
innovación y en retratar el presente pero de una forma original. Asimismo no se
puede dejar pasar a los Contemporáneos, quienes preocupados por sus
sentimientos, dejaron de lado lo que acontecía en el país y así lo demuestran
los versos intimistas de Xavier Villaurritia y Salvador Novo.
De cierta forma ellos fueron de los primeros que
convirtieron su interior en su mundo y quisieron darlo a conocer a través de
sus poemas. Esta tendencia persistió en escritores posteriores, quienes igualmente
hablaron de sus intereses personales, sus emociones, sus reflexiones y miedos,
aunque claro, cada uno con estilo muy particular. Entre esos poetas encontramos
a cuatro grandes de la literatura mexicana, pero también universal, porque los temas
que abordan nos pertenecen a todos como humanos: Elías Nandino, Rubén Bonifaz Nuño, Jaime Sabines y Homero Aridjis.
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